The Predator (El Depredador)
Camino a casa, después de ver «The Predator», esta escena pasaba por mi mente:
[Realizador entusiasta] —¿Señor presidente del estudio? Aquí le presento mi idea para un nuevo filme del depredador.
[Presidente del estudio] —Ummm, no lo creo. No nos fue bien la última vez…
[Entra la asistente ejecutiva] —¿Señor Presidente del estudio? Aprobaron la compra, ahora somos propiedad de…
[Presidente del estudio] —¡Proyecto aprobado! Será una genial broma pesada con la que lidiarán los nuevos dueños.
Y vaya que no tiene totalmente desperdicio esta cinta de 2018. Diálogos divertidos, escenas de acción estándar, violencia clasificación “R”, una realización bien hecha —que no impecable— y buenos efectos especiales; así como también contó con la gratitud de la paciencia de los espectadores leales que aún guardan esperanzas de ver realizadas secuelas dignas en este, aún nuevo, milenio.
En esta aventura, el climax de una trepidante persecución tiene su fin en el planeta tierra. A dónde «El Depredador» llega para hacer de las suyas a la vez que ha de enfrentar a un enemigo aún más peligroso que el que se ha visto en anteriores historias.
El siglo XX dejó la vara alta con «Terminator 2» o con las propias «Predator», tan es así que los recursos casi mágicos (en cuanto a realización y efectos) de hoy día nada más no han podido siquiera alcanzarlos. Y algo bueno que decir, entre muchas más cosas, respecto a la primer entrega del cazador interestelar, era que la película se explicaba por sí sola.
Es decir, no había el exceso de explicaciones sobre lo que estaba pasando a cuadro. El auditorio se sentía un personaje más viajando con Arnold y sus musculosos amigos. Y la trama revelaba poco a poco, respetando la inteligencia del escucha, los pormenores del enredo.
Aun con ese precedente dejado ahí como punto de partida para desarrollar una continuación sólida, en esta ocasión la cinta olvidó todo y nos entrega un maremágnum de aclaraciones innecesarias, personajes a destajo y “McGuffins” aquí y allá. Con un final de burla que remite al garrafal desatino de la secuela de «Independence Day».
El nuevo siglo tiene excelentes nuevas ideas, supongo que será mejor mirar hacia adelante y dejar el pasado en santa paz.
¿Recomendable? Véala con las mismas expectativas con las que le entraría a una de las del SyFy channel
¿Memorable? Para mal. Porque solo logrará superar a la barbaridad que hizo Robert Rodríguez.
¿Trascendente? Nada más porque al verla, le darán ganas de buscar la original en su servicio de “streaming” más cercano (¿qué están esperando los operadores de OTT?)