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The Happytime Murders (¿Quién Mató a los Puppets?)

The Happytime Murders (¿Quién Mató a los Puppets?)

En este universo ficticio, marionetas y humanos conviven en una tensa y hastiada relación de mutua tolerancia —la “vieja confiable” alegoría al racismo en las culturas primer~mundístas—. Y el conflicto del que trata esta película ocurre en una ciudad cosmopolita y conflictiva. La novedad aquí es que estas marionetas se han de comportar ya no como en los elaborados musicales o en los programas de T.V. educativos, sino como un pañoso espejo de la realidad.

En un mundo que no echa de menos en lo más mínimo a «El Show de los Muppets» llega este concepto de género negro de detectives que desglosa una trama de plantilla: Un detective con un oscuro pasado debe trabajar obligadamente con su ex-colega para resolver una serie de crímenes cuyo autor es tan obvio que hace ver que lo relevante de la historia es su realización y no su desarrollo.

La idea parece ser muy buena en principio; sin embargo, la dinámica de actuación entre marionetas y humanos salió de regular a mediocre; y los diálogos dan la impresión de ser una bola de plastilina gris, resultado de mezclar los colores de: tantos y cuantos chistes para adultos se les hayan podido ocurrir a quienes se les acercó la idea de “Puppets” y humanos conviviendo juntos, más los insultos que no tuvieron cabida en el primer borrador del libreto de lo que hubiera sido el Roast a Melissa McCarthy.

¿El misterio en la trama? Se puede deducir para antes que termine el segundo acto. ¿El ambiente noir y depresivo de esta clase de cintas? Llega y se difumina al ver a los coloridos personajes aprovecharse de su condición de absurdo para soltar su gag y salir de cuadro. ¿El delirante humor negro? Deja de ser de buen gusto al volverse recurrente en cada escena.

Puntos a favor del formato de las cintas de los Muppets (ni hablar, este es el inamovible punto de comparación) eran su característica auto-parodia y la genial ingenuidad pero sagacidad de sus diálogos, así como los sorpresivos cameos. ¿Eso, metido en una novela de detectives, sin las restricciones de censura de una clasificación R? ¡Lo compró! Es una pena que no se sintiera así de divertido en Happytime Murders.

Hay ideas que se ven muy bien en papel, y solo en papel. En esta ocasión así debió quedar, como un bonito, simpático, afelpado y púrpura hubiera.

¿Recomendable? Para quienes gusten del ácido humor norteamericano.

¿Memorable? La escena de “atendiendo a un cliente” en la oficina del detective Phillips… y hasta ahí llegó su potencial.

¿Trascendente? Tanto como cualquiera de aquellas películas que involucran marionetas. Por ahí están, cosa de buscarle.