The Crow (El Cuervo)
Los años noventa. Vaya. Nada más se rehusan a morir para poder hacer dignos homenajes. Eso, más el mínimo esfuerzo de los estudios reflejado en el desesperado recurso de adaptar historias de éxito a nuestros tiempos da como resultado un verano peligroso. Minado de bombazos como el que nos ocupa ahora.
Compa, ¿qué le parece ese casting?
Eric por fin encuentra el amor. Un amor que no solo no juzga sino que se vuelve cómplice de las travesuras tradicionales de un joven adulto dedicado al arte. Y todo iba miel sobre hojuelas hasta que los chicos malos entran en escena, destrozan el idílico nidito de nuestra feliz pareja orillando a nuestro protagonista a pactar con fuerzas oscuras para volver con los vivos y cobrar su fría, despiadada, clasificada para adultos y merecida venganza.
La historieta en que esta película (y su contraparte del siglo pasado) está inspirada es un proyecto muy personal de su autor. Casi una catarsis a sus propias pérdidas. Y esta película de dos mil veinticuatro es clara evidencia de una severa libertad creativa adaptada a la pantalla. Dejando en evidencia que tal libertad es su peor defecto.
Más de cuarenta minutos para que al fin la trama despegue. Y la velocidad de crucero en el viaje no es de lo más amena. Sabemos que El Cuervo tiene el poder de la regeneración, quizás a cambio del sentido común (del cuál carece tristemente) y una desenfrenada sed de sangre; que se traduce en una que otra secuencia de pelea que pudo quizá tener algo de mejor justificación en el torpe ir y venir de los hechos.
La trama se mueve como en un río perezoso y su desenlace, además de predecible, es algo molesto. Lo que trajo a mi reflexión post-créditos lo mucho que la retórica del movimiento punk insiste en que forma es fondo. Que lo que importa es lo genial que se ve la anarquía, sin prestar atención al antes ni al después. Que no importa la ropa, mientras todos sepan que no importa. Tampoco importa tocar buena música, mientras la escuchen. No importa una terrible película, si el autor está contento.
¿Recomendable? Como para recomendar tomar agua de sandía en la noche.
¿Memorable? Se le va a olvidar toda ella mientras camina hacia el coche. Y, recordará más la versión de Brandon
¿Trascendente? Es mejor dejar morir algunas ideas… y rezar para que no hagan pactos de resurrección.