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Jojo Rabbit

Jojo Rabbit

Para hacer una cinta que incomode a la audiencia, la receta fácil será hablar sobre el nacional˜socialismo sin que se trate de aplastar a ese terrible régimen. De esta simple base puede ramificarse ya sea a un drama duro de tragar, o una polémica comedia: henos aquí.

La vida para el pequeño Johannes Betzler presenta las complicaciones tradicionales para alguien de diez años: un amigo imaginario, la falta de aptitudes para atar sus zapatos y la frustración de no cumplir con lo necesario para adscribirse al grupo de moda en la Alemania de mediados de los cuarenta.

A destacar, la versatilidad de Scarlett Johansson en una interpretación que le está valiendo una, por lo menos merecida, nominación. El pequeño protagónico cumple, llevando la mayor carga dramática, aunque no se despega mucho de un limitado espectro emocional que resulta efectivo, sin embargo.

La historia, la historia… Oh vaya. Juega, como ha de esperarse, con las emociones de la audiencia de forma descarada y sistemática. Al grado de la predicibilidad; partiendo desde la escena que da nombre a la película. No llega al extremo lacrimógeno que se vivió en la obra de Beningni del ‘97, pero tampoco se recarga en excesos (como sí lo hace esta con la que hago la comparación).

La perspectiva desde la que ocurren los hechos sí se ilumina más fresca que otras, para variar. En esta ocasión vemos desde «el otro lado» del conflicto Aliados vs. Potencias del Eje. Donde no todos los involucrados estaban de acuerdo con aquellos proyectos de dominación mundial, aún siendo desde el equipo de casa. De todos modos, la convención todavía me parece conflictiva, pues ciertos elementos se relajan demasiado.

Elementos como la crueldad de algunos mandos que se esperarían más astutos: no lo son, por convenir al guión. Así como la continuidad con algunas reglas que sí se habían colocado al inicio y ya no se contemplaron al final… pero es poner demasiada exigencia. Hablamos de una película que satiriza al espíritu de identidad de una ideología que estaba equivocada de inicio.

El absurdo en la caricatura que hace el director de este filme interpretando a este amigo imaginario, habría de ser el principal mensaje de la cinta. En su necio intento de conmover a la juventud con un discurso dicho al dedillo, en el contexto derrotista que finalmente fue ese arrebato de megalomanía.

¿Recomendable? Sí, sin pena ni gloria.

¿Memorable? Como para ponerla en la lista de recomendaciones asociadas a «La Vida es Bella».

¿Trascendente? En medio de tanta película de «irreverencia incómoda» no se puede distinguir de las demás.