Johnny English Strikes Again (Johnny English 3.0)
Esta trilogía de cintas de “espías chistositos”, aunada a la de Jackie Chan («Shangai Kid»), insisto que pudieron haber visto mejores glorias en aquellos lejanos y hoy día sobre-explotados años 80. Cuando otros ponentes, como «… ¿Y dónde está el policía?» eran comedias bien recibidas. Esta tercera entrega de Rowan Atkinson tiene una textura algo plástica y quizá hasta deliberadamente retrospectiva, al estilo puro de aquellas películas que ya se han mencionado.
Un hacker está haciendo de las suyas por todo Londres y la Corona Británica, a través de su división de inteligencia, el MI6, ha comisionado a su más experimentado agente de campo, Johnny English, para descubrir al responsable. Simple, ¿cierto? ¡Y sí que lo es! y en esa simplicidad se basan los momentos de hilaridad que involuntariamente nuestro héroe ejecuta, recordándonos los buenos tiempos de la comedia física, cuando «La Pantera Rosa» y los cortos animados de Goofy modificaban las leyes universales de la física para bien del protagonista.
Tristemente en últimos tiempos es cada vez más difícil encontrar una receta con esta fórmula para atraer nuevas generaciones. Menos si se aplica a una trama poco intensa y con un flojo desarrollo actoral del resto del elenco que no se supone que sea gracioso. El tiempo pasa volando al ver esta cinta, pero no por razones positivas. Solo se va hilando una rutina chusca tras otra hasta que lleguemos al final del recorrido. Sin más.
Sin ambiciones ulteriores o siquiera el interés de pintar una continuación, queda esta historia como otra comedia más del catálogo. No es una mala película, pero tampoco una excelente. Y eso es lo que la ubica en el limbo de los recuerdos. En una neutralidad estéril que hace que la única recomendación que se puede hacer al respecto no es la de “no deje Usted de verla”, sino un neutro “pues si ya no hay otra cosa en la tele, ahí déjele”.
El humor es difícil, el humor que pueda verse una y otra vez lo es más. Dichosos aquellos valientes que aún se animan a escudriñar en el género que hace décadas otros realizadores habían dado por extinto. Y bienaventurados sean en su búsqueda por mantener la vigencia del “humor de pastelazo”, que habla un lenguaje sin idioma que es común a todas culturas, y ofende a ninguna, porque aquello de lo que hace mofa es tan solo nuestra humanidad misma.
¿Recomendable?&am o pasatiempo para poner en salas de espera.
¿Memorable? La cinta en sí, para nada. Y menos cuando no logramos des-encasillar al protagonista de su rol más emblemático… Sí, hablo del que hizo en «La Delgada Línea Azul»… claro que no.
¿Trascendente? Va a quedar como “Una de las de Mr. Bean”.