Gladiador 2

Gladiador 2

Justo cuando uno pensaba que las secuelas no-solicitadas quedaban, desde hace tiempo, relegadas a producciones menores: ¡zaz! viene marchando esta cinta que nos recuerda cómo de genial la pasamos con ideas sencillas; pero llenas de intriga, política, acción, veladas relaciones insestuosas y una banda sonora apoteósica.

¿¡No los entretiene!?

Dieciséis años después de los eventos culminantes que desencadenaron la emancipación/venganza de Maximus, poco ha cambiado la situación. Y una nueva cadena de circunstancias fortuitas llevarán al siguiente héroe por el camino de la ira, el rencor y la gloria.

Comenzaré por señalar lo que más me molestó: el hecho de que la historia echa, totalmente por tierra, el satisfactorio final de su antecesora. Y sí, ya todos sabemos que no era una narración con estricto rigor histórico; pero, caray. A esta nueva aventura sí que le soltaron la rienda con todo.

Y por “rienda” me refiero a, literalmente, exageraron con el tono de violencia y acción. Hasta cruzar esa línea en que, cuando una película abusa de un recurso, descuida el resto de los elementos que la hacen grande. Ya ni hablar del interesante reparto que participa; algunos viejos conocidos retomando sus roles pasados.

Pero ni eso logra despegar. Uno de los más serios pecados que le encontré a la primera es que hay demasiada información, demasiados personajes y demasiadas circunstancias (¿son demasiados “demasiados”?). Y se deja a la suerte de la suposición lo que sea que haya pasado para que todo lo logrado en el pasado ahora quede olvidado.

De la música mejor ni hablar. No se le escucha por ningún rincón. Es decir, está por ahí, pero no destaca ni acentúa las secuencias de acción, las que ahora sí que sobran. Sospecho que la intención fue dar al público lo que espera en una obra donde los conflictos se resuelven en el coliseo. Tanto se cobija la trama en las peleas, que las notas de prensa que no suenan decepcionadas prefieren abordar el tropo de realizar comparaciones históricas.

Allá va, pues, la continuación que rompe con nuestras teorías de lo que pudo haber sido con lo que ahora es: un viaje a la tierra de las peleas, la locura imperial, la traición y el anticlimático desenlace. Yo espero que pare ahí la idea; aun cuando la taquilla se está portando generosa y no parece ser tan desagradable una vez se aprecia el diseño de producción. Otro de sus contados aciertos.

¿Recomendable? Sí. Por el morbo de saber qué pasó con aquel sueño, llamado Roma.

¿Memorable? La verdad es que no.

¿Trascendente? “Segundas partes nunca fueron buenas” parece refrendarse con esta historia.