Dumbo (Dumbo)
De “fórmula exitosa” ha resultado la estrategia Disney de re-lanzar sus clásicos animados en formato «de carne y hueso… y CGI». Y, de paso, trabajar en esas características que hoy día son —a veces innecesariamente— debatibles.
Al borde de la ruina, “El Circo de los Hermanos Medici” hace una apuesta en el nacimiento de un tierno elefante que podría atraer al público y levantar el negocio… y resulta un éxito. El verdadero reto viene después.
¿Un ratón manipulador con aires de grandeza? ¿la sociedad de elefantes segregacionista? ¿el velado ambiente de maltrato animal? ¿el alcoholismo en menores de edad? ¿un grupo de cuervos, estereotipos raciales? ¿la revelación del verdadero talento hasta el tercer acto? Nada de eso lo veremos aquí. No, no. Ahora vienen otro tipo de convenciones más adaptadas a tiempos modernos.
Convenciones nuevas, que tampoco estarían libres de cuestionamiento (¿cómo no pensar mal de que, para volar, es necesario aspirar una pluma blanca?). Tampoco el momento de alta tensión es tan “tenso”. Pero en fin, después de todo se trata de una historia más orientada a los peques más peques.
Hacer una versión moderna (para Disney) con actores reales no iba a funcionar si no se hablaba de otra trama subyacente que complementara el drama de Dumbo y su lucha por reunirse de nuevo con su madre. Así que hay por ahí un pequeño, casi nada relevante, arco argumental extra que se come buena parte de la historia.
En cuanto a la dirección, se puede decir que no se ve mucho de la estética visual que de costumbre suele existir en sus historias: no se echa de menos, por otro lado… Por otro lado, sí es para sonreír al ver a Keaton y Devito, en una película de Burton, invirtiendo los roles antagónicos.
El mensaje principal que la historia quiere comunicar trata de la aceptación de que son las diferencias las que nos vuelven únicos (¿obvio? No mucho en esta película). Dumbo, eso sí, parece más receptivo de lo que era en su versión de los años cuarenta.
En un principio, «Dumbo» fue un proyecto menor cuyo propósito era recuperar dinero que sorpresivamente logró más que eso: ser un clásico por sí mismo. Por esto, la oleada de adaptaciones “con gente real” no abandonaría al “Único Elefante Volador”. No había visto antes ninguna de estas adaptaciones, basta con una para asumir que la clave es: nostalgia mata criterio.
¿Recomendable? Para ver en familia. Y de paso contarle a las nuevas generaciones que a Usted sí le tocó la época del circo con animales.
¿Memorable? Para nada.
¿Trascendente? Pues solo porque, del puro coraje, va uno a querer buscar la original, animada.